sábado, mayo 26, 2007

Reflexión for ever

Dicen que un día antes de unas elecciones, como hoy, es el día de reflexión. Si hay algo por lo que se caracteriza este día es por la tranquilidad. En días como hoy los políticos tienen la boquita cerrada, descansan y nos permiten descansar después de tanto mítin (jaleados siempre por seguidores y votantes), tanta promesilla, tanto: "más empleo, más seguridad, más vivienda, más chorradas". Además, con lo crispadas que han estado, mejor que hoy no haya más burradas para nuestros oídos. Que si votar al PP es votar contra ETA, que si votar al PP es votar al partido del rencor y la venganza, que si tal que si cual, que si tú eres malo, que si tú lo eres más.
Lamentable que los dos portavoces de los partidos con más representación en España estén pensando si ir o no a Castilla la Mancha, a la zona de las inundaciones, desde un punto de vista electoral: que si vas, porque vas, que si no vas, porque no vas. Lamentable, más teniendo en cuenta que las campañas electorales duran cuatro años. Aunque nos parezca mentira, cuatro años de discursos, de trampas, de sacar pecho y de insultos. Así nos va.
Hoy, por eso mismo, descansamos. Pena que sólo sea un día. Mejor sería y mejor nos iría si algunos tuvieran la boquita cerrada, que parece que sólo les guste acaparar portadas sin dedicarse a la política. Votemos por la "reflexión por siempre", forever and ever.

lunes, mayo 21, 2007

Segunda oportunidad

Second Life ha crecido a un ritmo vertiginoso. El ciber mundo está creciendo a pasos agigantados. Un mundo aún desconocido. Pero un mundo en inglés, por eso quizás no esté gozando de tanto éxito en el mercado español, no así en países de habla inglesa, donde está haciendo auténtico furor.
Second Life nos da la oportunidad de vivir de nuevo, de hacer cosas diferentes a las que hacemos en la vida. Puede compararse con la resurrección anticipada. Volver a vivir antes de haber muerto, por si acaso.
Resulta escalofriante que comiencen a vislumbrarse delitos como ese supuesto de pronografía infantil (un personaje adulto de Second Life hace poco ha tenido sexo con un personaje pequeño), eso por no hablar de fraudes económicos o trampas que comiencen a hacer entre empresas. Delitos que, si son virtuales, deberían juzgarse en la vida virtual, con la expulsión o algo así. El problema es que la cabeza con la que movemos esos muñecos virtuales la tenemos en el mundo real.
Sí que es verdad que este mundillo cibernátuico presume de la cantidad de nuevas adscripciones, pero muchas son accidentales, por probar, por ver qué es. La gran mayoría lo deja de lado por falta de tiempo.
Y es que si de por sí son tantas los asuntos de nuestra vida real, estamos como para llevar los de otra vida paralela que no nos da de comer. Es verdad que se necesita tiempo y que, al fin y al cabo, lo único con lo que interactuamos es con un instrumento llamado ordenador. Nosotros, sentandos en una silla enfrente de un monitor. Nada más. Soledad.
Lo que aterroriza de verdad es cuando los medios que informan del mundo real se hacen eco de lo que ocurre en el virtual, como el caso comentado de pedofilia o las manifestaciones políticias o la incursión en este Second Life de hombres como Llamazares, líder político de la tercera fuerza del país. Mejor será que mantengamos los límites, por lo que pueda pasar.

martes, mayo 08, 2007

¡Y se hizo la luz!

No sabemos lo que tenemos hasta que dejamos de tenerlo. Hoy día, junto al agua, la luz es el otro elemento indispensable en muchas vidas. Las plantas la necesitan para crecer y nosotros para estar sanos: el sol, con mesura, es bueno y necesario. Es un elemento clave del génesis: ¡Y se hizo la luz!
Aunque yo me refiero a la otra luz, la creada por el hombre: la luz eléctrica. Todo surge a raíz de un par de apagones de larga duración en un barrio de Madrid. Si es de día, hay problemas: para cocinar, para calentar, para utilizar la radio, la televisión, el ordenador... Se va la luz y se hace el silencio. Los aparatos apagan sus motores y parece que se hace el descanso. Sólo se oyen las voces de los vecinos. El hecho de no utilizar el ascensor precisamente fomenta el encuentro con el resto de la comunidad: el saludo, el “buenos días, pues vaya faena nos han hecho, a ver si lo arreglan pronto”.
Cuando se va la luz de noche la cosa se complica. A los problemas que tenemos de día, se complica el de la visión. Uno no puede tan siquiera ni leer y, salvo que se tenga alguna luz de emergencia o algún cacharro que vaya a pilas, a uno no le cabe otra cosa que encender alguna vela que le proporcione algo de iluminación.
En los pueblos, antaño, el hecho de que no hubiera luz no era tan traumático como lo es ahora. Antes, sencillamente, las gentes convivían con pocos aparatos eléctricos: planchaban con planchas de metal, lavaban a mano, cocinaban en lumbres, encendían glorietas con buenos troncos, calentaban bolsas de agua antes de irse a la cama y hasta se depilaban sin la Silkepil. Y si el aburrimiento era atroz, un par de velas y una buena velada de cartas o algún otro juego de mesa eran suficientes.
Ahora se nos va la luz y muchas veces nos entra la angustia. Nos quitan tan bien preciado y no sabemos qué hacer.
Parece incluso que nos viene gratis, no nos paramos a pensar muchas veces la cantidad de energía que despilfarramos. Pasa como el agua, sólo que como ésta no proviene de un bien tan natural, parece que nos venga de la mano de Dios. Pero la luz cuesta... ¡vaya si cuesta! Cuesta pagarla... Pese a todo, sin olvidarnos de lo básico, ¡qué suerte los que vemos!