jueves, abril 05, 2007

¡No más de cien muertos!

Es frívolo de por sí. Que la DGT se plantee la cifra de 100 muertos como máximo para considerar que la situación de las carreteras españolas mejora es bastante gore y de muy mal gusto.
El año pasado se alcanzaron 110 víctimas mortales durante la Semana Santa. Consecuencias: 110 familias rotas, 110 proyectos sin cumplir, 110 historias menos que contar, 110 personas que nunca más volverán a vivir. Y no es que sea ley de vida, como debería ocurrir siempre con cada ser humano, sino que es por no cumplir otro tipo de leyes: las de tráfico. Es cierto que cargarle todo el muerto a la DGT tampoco es justo, más teniendo en cuenta que en España hay mucho burro que, después de sus quehaceres diarios, se pone a los mandos de un volante y hace... pues lo que le merece su calificativo: burradas.
Aún así, tareas como la mejora de la señalización, vigilancia, concienciación y asuntos similares corresponde a la Dirección General de Tráfico. Y si sus expectativas de éxito se encuentran en "no más" de 100 fallecidos mal vamos. 100 personas muertas en menos de dos semanas supone lo de siempre: 100 familias rotas, 100 proyectos sin cumplir, 100 historias menos que contar, 100 personas que nunca más volverán a vivir.
Los países nórdicos son un ejemplo a seguir, y eso lo saben en la DGT, donde la siniestralidad es muchísimo más baja que en España. Debemos aprender mucho, ¡lo que nos queda! Un centenar de vidas son muchas. Seguro que muchas familias no suman más de 100 miembros... Imaginemos que los perdemos a todos del tirón. Acabamos muriendo de pena. Es mucha gente y no se debe de calificar de "éxito" ni nada parecido si alguien (una sola persona nos basta) muere debido a las imprudencias al volante.