Por fin se protesta contra la vivienda
Es lo mejor que nos podía pasar. Llevaban algunos meses circulando los típicos mails en los que los jóvenes españoles mirábamos a los franceses y juzgábamos nuestra actuación pasota ante uno de los graves problemas a los que debemos afrontarnos: la adquisición de una vivienda.
Por fin hace apenas unos días hubo una manifestación en serio de jóvenes que tienen muchos problemas para comprar una vivienda. Claro está, aquí no incluímos a los hijitos de papá. Esos tienen la vida resuelta. Pero la gran mayoría de los jóvenes no vemos el momento. Tenemos muchísimos problemas. Los que queremos hacer una carrera, como mínimo hasta los 23 años no se puede hacer nada. Cuando uno quiere incorporarse al mercado laboral con unas mínimas garantías deben pasar dos o tres años. Y si, como muchos jóvenes, tenemos que liarnos el petate y buscar fuera de nuestra ciudad, el ahorro es cero. Más los salarios precarios, el altísimo precio de la vivienda, los seguros de los automóviles (quienes pueden conseguir uno)... Todo son gastos.
Internet vuelve a ser el vehículo de convocatoria para próximas manifestaciones en algunas ciudades españolas. Se hablan de cuatro movilizaciones: 15, 20, 25 y 28 de octubre. Menos mal.
Aunque, no servirán para mucho porque los sinvergüenzas que untan a los inspectores inmobiliarios seguirán vivitos y coleando. No servirán para mucho porque chorizos como Julián Muñoz y compañía han robado tanto a sus ciudadanos que pagar una fianza les supone calderilla y enseguida están en la calle, luego no pagan pos sus fechorías como debiera ser. No servirán para mucho, porque las ayudas no son suficientes y los jóvenes somos cada vez más. No servirán para nada, porque los gobiernos hacen lo que les da la gana. Es uno de los graves problemas de nuestros gobernadores, que se olvidan de lo que es "ser ciudadano". Si tuvieran que buscar trabajo, o ir al mismo en transporte público y pensaran un día, como cualquier ciudadano de a pié, buscar un hogar porque les apetece crear una familia antes de que a la mujer se le pase el arroz, otro gallo nos cantaría. Pero ése es ya otro cantar.
Los que podamos, salgamos a las calles y gritemos. Ya que no tenemos medios económicos, gritemos y hagámonos ver. Otra cosa no podemos.
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